¿Se pueden cremar a los católicos?

En cuanto a la biología humana, el proceso de cremación no discrimina; por tanto, cualquiera puede ser incinerado. La verdadera pregunta: ¿es aceptable en el catolicismo?

Aquí exploramos el proceso científico de la cremación y el simbolismo del cuerpo humano en el catolicismo. Este artículo incluye una descripción general de la legalidad detrás del procedimiento, así como las razones clave por las que las personas recurren a la cremación con más frecuencia en la actualidad.

El proceso de cremación

La cremación consiste en convertir un cuerpo humano en cenizas mediante la aplicación de una ligera presión y un alto calor (750-1000 °C o 1400-1800 °F). Se descomponen huesos y tejidos, se evapora la materia orgánica y los restos se colocan en una urna crematoria personalizada; uno que simboliza legítimamente la vida del difunto y abarca todos los recuerdos que sus seres queridos guardan con él.

El simbolismo del cuerpo

El Dr. Scott Hahn, teólogo y profesor católico advierte que “El cuerpo es la expresión visible del alma invisible” y con ese pensamiento, la cremación suele generar cierta disonancia en quienes valoran el alma humana, pues el cuerpo simboliza algo más grande que lo que es tangible o visible para el ojo humano. Inevitablemente, cuando la integridad del cuerpo se ve comprometida, conlleva incertidumbre junto con cierto grado de miedo.

¿Prohibido o permitido?

Hasta la década de 1960, la cremación estaba prohibida. Hoy en día, aunque rara vez, todavía está mal visto en algunas iglesias, ya que los católicos anticiparon anteriormente que el proceso de cremación obstaculizaría la resurrección física. Otra razón para desaprobar la cremación es que algunos simplemente no están de acuerdo con exhibir las cenizas o esparcirlas en memoria del difunto. Algunos creen que aquellos que han fallecido merecen un lugar de descanso solitario, tranquilo y respetuoso, lejos de los vivos que inician la inhibición de su fiel vida futura. Aunque la concesión de 1963 permite la cremación, la Iglesia Católica todavía fomenta y recomienda un entierro sagrado, donde los restos del difunto puedan descansar en tierra santa.

La verdadera intención

Hoy en día, la mayoría de las personas optan por la cremación debido a problemas de asequibilidad y transporte. Hace décadas, los entierros eran la opción más factible, pero hoy en día, independientemente del grupo demográfico, cuestan entre 8.000 y 12.000 dólares. Por otro lado, las cremaciones son asequibles a aproximadamente entre un cuarto y un tercio del precio ($2,000-$5,000 en promedio). Para ofrecer una perspectiva, los ataúdes de madera cuestan entre 500 y 1.500 dólares, mientras que las urnas clásicas de roble y mármol se pueden adquirir por menos de 200 dólares. Los entierros son cada vez menos asequibles, por lo que la gente recurre a la cremación. Por último, los entierros son inmóviles, mientras que una urna puede moverse. Algunos prefieren poder llevar consigo a sus seres queridos cuando se mudan, en lugar de dejarlos descansar en un cementerio de una ciudad en la que ya no residen.

Conclusión

Al fin y al cabo, quienes practican el catolicismo generalmente desean un lugar de descanso tranquilo para quienes han fallecido, donde la presencia de Dios se demore. Aunque la religión suele tener sus raíces en las escrituras antiguas, el mundo evoluciona constantemente y es importante ser conscientes de nuestras creencias y los obstáculos que pueden implicar. Mientras aquellos que han fallecido puedan ver cumplido su deseo y salvar su dignidad, la mayoría de los católicos aceptan la cremación. En conclusión, los católicos pueden ser incinerados, ya que no está prohibido desde los años 60 y el estigma detrás de ello se está desvaneciendo poco a poco.

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